Periodismo de gatillo fácil

A Manu Leguineche lo ha matado esta semana el periodismo. El periodismo de gatillo fácil, un arma como otra cualquiera. La historia es ya conocida: pasada la una de la tarde, El Norte de Castilla, diario para el que trabajó Leguineche como corresponsal y enviado especial, colgaba el viernes en su portada un urgente anunciando la muerte del periodista. La no-noticia corrió como la pólvora en Twitter y no tardó en llegar a las cuentas oficiales de medios como ABC o de periodistas como el director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, que difundieron la información sin citar su origen. También lo hicieron algunos medios como la edición digital de El Economista. Finalmente y tras varios minutos de confusión, Enrique Meneses (dándonos a todos una nueva lección) y la APM desmintieron la noticia tras ponerse en contacto con el entorno del periodista. Muerte y resurrección de Leguineche en la red en cuestión de minutos.

Culpar a Twitter de lo ocurrido el viernes es la respuesta fácil. Lo han hecho ya muchos. Pero Twitter es una mera herramienta al servicio de sus usuarios. A nuestro servicio. Apuntar al periodista que colgó el urgente en El Norte de Castilla es otra salida socorrida. Todos hemos cometido alguna vez un error. Yo, muchos. Lo que deberíamos hacer es preguntarnos qué está pasando con esta profesión y quienes la ejercemos, adónde estamos yendo y hasta dónde estamos dispuestos a llegar.